A pesar
de considerarme un ser altamente racional, quizá demasiado, cercano a la
frialdad y al cálculo de lo lógico, el amor ha hecho que en mí despierte, cada
vez más, un lado irracional completamente opuesto a lo que soy. Esto no es algo
malo, de hecho creo que complementa bien mi forma de pensar, me hace disfrutar
más de ciertos aspectos, a pesar de que también me produzca frustración y
enfado en otros. Creo que el amor no es el único sentimiento o aspecto que nos
vuelve seres irracionales, pero sí es el más potente, intenso y descontrolado.
En
algunas ocasiones estos dos lados que en mí conviven chocan, me hacen decidir
por uno u otro sin posibilidad de abstención, y es en esos casos en los que
irremediablemente, si hablamos del amor, siempre gana mi lado irracional, gana
el amor, o gana el sentimiento que piensa que el amor puede con todo, cosa que
en particular no creo que sea cierta pero que me hace feliz a costa de muchas
otras cosas. El amor me da oxígeno y me produce placer, es lo que me importa
por encima de todo, de una manera irracional, sí, pero no deja de ser real lo
que mi cuerpo y mente sienten.
¿Es
esta irracionalidad producida, entre otros, por el amor, la que nos vuelve
humanos? Se supone que es al revés, que es la racionalidad, pero empiezo a
tener mis dudas, empiezo a darle una vuelta a todo esto después de sufrir en
mis propias carnes este fenómeno.
Hasta
aquí mi reflexión por hoy, aunque no dudo en volver a este mismo post a seguir
completándolo a medida que piense más aspectos alrededor de este tema: La
razón, el amor, la dualidad del ser humano, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario