Voy a
intentar interpretar los datos que nos ofreció El País después de la fiesta del
cine, que tanto éxito ha tenido (y a la que yo no he ido).
El
espectador español y la empresa exhibidora, el IVA cultural y bla bla bla.
Veamos:
de cada diez cines, cuatro son multipantalla, otros dos también pero en menor
volumen y, los otros cuatro restantes, de una única pantalla. Los primeros
cuatro cines son, en su mayoría, Cinesa y Yelmo (también algún que otro Renoir,
Verdi, etc). Los siguiente dos cines también pertenecerán a este selecto club,
sólo que en provincias más pequeñas, incluyendo también otro tipo de salas de
empresas menos extendidas. Por último lugar dejamos paso a esos pequeños
supervivientes: cineclubs y cinetecas que, a pesar de la situación actual,
aguantan el tirón.
Podemos
decir que en cuanto al número de pantallas por cine la cosa es bastante
homogénea, si no fuese porque la inmensa mayoría de los pelotazos taquilleros
se ven en las multisalas, ofreciendo poca variedad (alguna excepción hay). Es
decir, cuantas más pantallas menos variedad ¿No debería ser lo lógico al revés?
Pues no, en España no.
Pasamos
al siguiente dato: cada año se estrenan algo más de 2000 películas, de las que
veinte consiguen la mitad de todos los espectadores de ese año. Veinte
pelotazos se llevan la mitad de la facturación, las otras 2000 películas
tendrán que pelearse por lo restante. El espectador español, además de ir poco
al cine, va mal. ¿Cada uno ve lo que quieres? Sí, claro. ¿Y no es curioso que
en 365 días todos veamos lo mismo? ¿No indica eso un interés mínimo por la
cultura? ¿No manifiesta un gusto pésimo? Pues eso.
Seguimos:
el famoso precio de la entrada, el IVA cultura… ¿Lo bajaría? Sí, pero el
problema no reside en esto precisamente. Dentro del precio de una entrada la
inmensa mayoría del dinero va destinado a la propia sala exhibidora y otra gran
parte a la distribuidora. La productora y los autores reciben una parte escasa
en comparación con el resto ¿No podrían los cines percibir menos dinero?
Deberían, la verdad. Y, de todas formas, existen infinidad de ofertas: desde
últimas o primeras sesiones a precio de día del espectador, el propio día del
espectador, las tarjetas de puntos, páginas externas con ofertas, precios de
grupo, etc. Siempre se puede ir a la filmoteca, que por dos euros de nada
puedes ver de todo. Yo voy bastante al cine y no me quejo del precio, y trabajo
de pascuas a ramos. En cinco años sólo he pagado más de seis euros dos veces.
En
cuanto a los gustos: de cada diez películas se ven seis de USA, dos españolas…y
el resto del mundo estará en esas otras dos películas restantes. De nuevo, el
espectador español asume un rol pasivo, porque si tuviese iniciativa no
escogería siempre lo mismo. De todas formas gran parte de culpa es también de
las exhibidoras, a colación de lo comentado anteriormente: las salas
multipantalla (de las más extendidas) suelen exhibir en gran medida películas
estadounidenses. Y si hablamos del nivel de las películas estadounidenses, este
deja mucho que desear en comparación general con el de otros muchos países.
Para
terminar: los españoles vamos al cine dos veces al año. Guau, yo creo que al
mes suelo ir entre tres y cuatro veces de media, debe haber mucha gente que no
pisa el cine en años.
Para
echarle más leña al fuego, las diez películas más vistas en esta fiesta del
cine son todas estadounidenses (la primera el monstruo de Bayona, española
coproducida con USA) cuando en la cartelera no llegan a seis de cada diez
películas procedentes de los Estados Unidos. Vamos, acojonante.
Conclusión:
nadie puede sentirse orgulloso de estos datos, ni decir que la piratería
ahuyenta al espectador. Y, por cierto, récord de espectadores en una fiesta del
cine, los domingueros movieron el culo, pero para ver las cuatro de siempre,
hasta les salía más rentable quedarse en casa ¿O no?