lunes, 29 de febrero de 2016

55. Volver a nacer

Leer con la música (la película es muy mejorable pero su música es genial)


Dentro, en esta atmósfera musical, existe un eco. Es un sonido que me mece, me hace avanzar a pesar de no ver nada por culpa de la luz, blanca y brillante como ella sola.
Escucho mis pisadas y las siento tan cerca que en un primer momento me asusto. Tiemblo de la emoción, jamás había notado algo así. Me sentía bien, genial.
Desnudo, seguía poco a poco, como separado del suelo a veces. Mi mente palpitaba como un corazón calmado, como un bosque y su quietud y como todos sus organismos, en armonía: unidos, a la vez.
No quería perder el tiempo en razonar nada, sólo quería que aquello no acabase nunca, igual que un amor de verano.
Comencé a flotar sobre ese hilo que me mecía, invisible, sólo captado por mis oídos, por mis manos y por mi mente.
Empecé a comprender cosas: Estaba naciendo, a la vez que nacía algo dentro de mí, una metáfora en relación a que algo nacía también en mi exterior.
Vislumbré reflejos, mi forma repetida miles de veces. Miraba dentro de mí, solapaba esos reflejos, volaba, sentía, lloraba.

De la introspección, de la imaginación, de los sueños despierto y de las atmósferas mentales nacía, de nuevo, yo. Mi mundo cambió a partir de un pensamiento. Lo de fuera cambió desde dentro. Todo en la mente. Volver a nacer.

sábado, 20 de febrero de 2016

54. Más palabras y mierdas sobre la frustración del que está marcado de por vida por sus circunstancias y tiene que luchar por cambiarlas

Cuando la gente me dice que tenga paciencia, que me calme y que hay tiempo para todo, me encantaría darles una hostia.
No soy una persona violenta pero no saben lo jodido que es para mí, ahora mismo, saber que no me dará tiempo a hacer todo lo que deseo en esta vida, ni en cien, ni en mil años. A primera vista es una máxima que no debería afectarnos, es como la muerte, quieras o no uno no puede escapar de ella, pero a mí hay veces que me hunde saber que sólo viviré una vida. A mis tempranos 24 años siento que he perdido mucho tiempo y, sobre todo, que las condiciones ajenas a mí y en las que he nacido me han marcado la vida completamente, lo cual también nos pasa a todos, sólo que a unos para bien y a otros para mal.
Con esto último quiero decir que mientras unos disfrutan del total apoyo de una familia, de una salud encomiable, de unos medios excepcionales y de unas circunstancias favorables yo, por el contrario, tengo poquito de eso, yo y muchos otros más tenemos que pedalear el triple que el resto para llegar al mismo punto, y eso cansa, por no decir que frustra hasta los límites. Este es el quincuagésimo texto en el que menciono las diferencias sociales y económicas, algo normal teniendo en cuenta que España es uno de esos países en los que la “promoción social” es más complicada que en la Edad Media: Aquí si naces a duras penas es complicado que mueras como un clase media-alta.
Lo bueno de esta vida, catarata de emociones, es que todo esto que me rodea y no me ha ayudado en nada nunca es lo que me da fuerza y transforma mi rabia en ganas de salir adelante, para, al menos, cubrir un 0,000000001% de todo eso que me gustaría sentir y conocer de la vida.
Hace no mucho tiempo una conocida marca de relojes salvó un eslogan que me parece tremendo: “No es lo que tengo, es lo que soy”. Bueno, en mí está hacer que ese lema brille porque, mientras unos tienen mucho, otros somos mejores.



PD: No publiqué top a finales de enero/principios de febrero por falta de tiempo, ni he escrito nada más por la misma razón. Además, tengo tantas cosas de las que hablar y se me ocurren tan pocas maneras de estructurarlas que, una vez lo pienso, ya se me ha perdido todo en el aire, por lo que o escribo más a menudo o mejor me callo.