miércoles, 1 de octubre de 2014

15. Los huevos

Dentro de esa falsa sensación de calma que aparece al no querer pensar en nada y vivir la vida sin más, está la realidad, tu realidad. Vives en la cuerda floja. Un paso mal dado te deja fuera de juego y puede que los daños sean de un calibre demasiado grande.

Entonces te das cuenta de que vives a un ritmo que no es el tuyo, controlado, atado, por debajo de tus posibilidades. Todo eso que deseas y necesitas, todo eso que quieres de verdad, está a años luz. Los medios escasean a pesar de tener más hambre que nadie. Encuentras barreras, límites. Hasta lo más simple como respirar ya tiene un valor de peso. Las distancias se hacen infinitas.

Vuelves a pensar. Has llegado lejos, ha sido duro y estás dónde tienes que estar, en pleno camino hacia tus objetivos, y no va a ser justo ahora cuando vas a dejarlo a medias. Échale huevos.
Échale un par de huevos. Expresión sexista, o eso te dirán ahora. Me la suda. En esta vida puedes depender de la combinación de tres cosas: Talento, capacidad de trabajo y constancia...o huevos. Un buen par de huevos.

La magia de todo reside en tener huevos. Pelotas. Cojones. Lo que sea, pero hazlo con un buen par.

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