Ya lo sabéis, ya lo sé, no soy esa clase de escritor
joven de los que te encuentras ahora por la red que sube siempre una foto
acompañando su texto.
No soy el que te va a hacer leer lo que realmente
quieres leer. Soy el que sale a la calle, vive su realidad, contempla la de los
demás e intenta, de la manera más humilde y cercana posible, retratarte esta
ciudad. Esta, y no otra, porque por una serie de circunstancias que ni siquiera
me atañen he acabado aquí, en Madrid.
No hace falta ni decir que no estoy aquí por moda,
llevo escribiendo rimas desde los catorce y textos desde los diecisiete, son mi
manera de controlar mi estado de ánimo, una manera de invertir el tiempo y de
sacar pedazos de lo más profundo de mi
ser. Pero lo hago sin pretensión, sin esperar nada a cambio, ni palmaditas en
la espalda ni nada, es más, cuando recibo algún halago me parece hasta raro y
mal.
Mientras tanto seguiré aquí, creo que en parte he
vuelto, supongo que porque los problemas también vuelven, supongo que porque otra vez
duermo menos, supongo que porque nunca está de más retomar las cosas buenas de
la vida…
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